Y remitiéndome a la RAE de nuevo, veo que define contención como la acción o efecto de contener. Cojonudo, vayamos a ver que nos dice de contener. En su tercera definición, reprimir o moderar una pasión. Vale.
En este contexto de la palabra contención y no en otro me gustaría recrearme un rato, aquí en mi agujero particular. Por motivos que no vienen al caso, di con una persona -que ya no está aquí- hará un año y algo atrás que me habló, entre otras cosas, de la contención y de como había desarrollado esta capacidad para hacerse la vida un poco más agradable, dado su estado de salud, y porque esta persona me dijo que había comprobado que el no tirar de esta capacidad al final le traía problemas en su vida. Le agradezco mucho vía ouija que me introdujera este término en el cual no había reparado mucho anteriormente, aun cuando toda mi vida he sido una persona con una gran capacidad de contención. Desde entonces esta es otra de las cosas que me produce interés e inquietud.
En mi opinión creo que está claro que cada cual puede -y debe, siempre que pueda- ser como es, tratando de pulir esas cosas de sí mismo que le hacen la vida desagradable o con cierto disconfort, sobre todo si le causan sufrimiento. Aunque ya se sabe que en la edad adulta de un árbol las ramas están mucho más duras que cuando es un plantita y se pueden poner palitos y demás historias para con facilidad orientar esas ramitas tan blanditas hacia donde uno quiera, bueno o malo.
Que los demás le digan a una persona que cambie esto o aquello porque consideran que no es de su agrado me parece una mezquindad por parte de quien lo solicita, y de ser un tremendo gilipollas por parte de quien acepta la orden o sugerencia y se pone a ello. Ojo, no hablo de alguien que se dedica a hacer daño intencionadamente a los demás.
Todo el mundo tenemos aspectos que son agradables y otros que no lo son tanto. Al fin y al cabo creo que somos una balanza con un poco -o un mucho- de contenido en sus dos platillos de pesada. Incluso, dependiendo de la situación o de quien tengamos enfrente, nuestra balanza puede tirar más a un lado que a otro y viceversa, aunque digan que siempre haya una posición predominante de los platillos, esa que ha ido creciendo o menguando en el peso de cada lado desde que nacemos hasta que ha quedado más o menos en una posición digamos que estándar, de referencia, con pequeñas y/o breves oscilaciones. Las ramas del árbol adulto, la personalidad, el como se es.
Como no soy psicólogo ni pretendo serlo, me voy a ir a lo de la contención, no vaya a ser que me desvíe de lo que me quiero recordar a través de este espacio y acabe hablando de la de gente que se cree mejor persona y con capacidad de decirle a los demás lo que tienen que hacer por leer libros de Jorge Bucay o Daniel Goleman, y en realidad están ultra tronados o son unos mezquinos hijos de puta. Estos libritos, como la PNL y demás parafernalia son en mi opinión como un cuchillo: dependiendo de quien lo use, pueden ser muy útiles para sufrir menos, comprender algunas cosas, hacer la comunicación más efectiva, evitar conflictos, intentar crecer o mejorar como persona... o por el contrario, para autojustificarse y fomentar la autoinculpación de los demás, manipular al personal, engañar con más arte, conseguir lo que uno quiere, aunque no sea justo, etc. Conozco un indivíduo que de libros de cabecera ha tenido al mismo tiempo uno del Goleman y El Príncipe de Maquiavelo. Lo peor de todo no es eso, ni que sea tan peligroso tenerle cerca, lo chungo es que este tío no se lee los libros, este tío se los empolla y luego experimenta con su entorno teatralizando lo que se ha empollado, como el que se chapa los ríos y montañas de España. Escalofriante, ¿eh? Un día que no me de pereza haré una bonita poesía -yo que no tengo prosa, ni estilo, ni formación para ello- acerca de un arbolito torcido que pertenece al grupo B de los TP en el DSM. Así me echo unas risas, por no llorar.
Perdón, la contención. A lo largo de mi vida he comprobado que es una capacidad muy útil, que usada inteligentemente hace que determinadas situaciones no sean tan desagradables, y ya de paso, que no seamos como animalillos (esto con la formación se consigue eficientemente, no hace falta contener). Pero esto de la contención me plantea algunas dudas. Dudas porque me vino a la cabeza otro término: Represión. Pues a la RAE que me he ido otra vez y, después de irme a reprimir, tal y como me sugiere la primera definición, me encuentro con: Contener, refrenar, templar o moderar. Efectivamente, contener y reprimir son sinónimos.
Voy a ir a mi vida intentando mirar todo lo desde fuera que pueda y tratando de ser lo más objetivo posible. Desde pequeño me inculcaron esta contención y, ahora que lo pienso, me entró muy bien con la ayuda del miedo inculcado y un mal referente que no creo fuera mala persona, pero que estaba bastante más tronada de lo que parecía. Tampoco ayudó que otra persona me inculcara que tragar por sistema era lo correcto, no se fueran a enfadar. En todo caso no tengo nada que echar en cara, solo mi eterno agradecimiento, respeto y amor por todo lo bueno que me dieron sin esperar nada a cambio, solo porque me amaban. En el fondo, sin tratar de insultarme ni agredirme, pero siendo honesto conmigo mismo, he de reconocer que he sido siempre lo que viene siendo un cobarde, un cagao. Sí, el miedo ha ido gobernando mi vida poco a poco hasta que me han ocurrido unas cuantas cosas. Es curioso, porque todas esas cosas creo que han sido y son muy duras, pero pienso que me han ayudado y mucho a desalojar algo de mierda de uno de los platillos de mi balanza. Va a ser que al final todo ocurre por algún motivo o para enseñarnos algo, aun las cosas más feas. Y que las ramas del árbol adulro también pueden cambiar de posición.
El caso es que el haber sido tan miedoso, sin ser de esas personas que se quedan en un rincón mirando al suelo mientras le tiemblan las canillas, me ha impedido reaccionar adecuadamente en muchos aspectos improtantes de mi vida. Este exceso de contención, de represión, creo que me ha llevado a perderme muchas cosas buenas de la vida -que las hay y muchas-, quizás haber tenido otra trayectoria vital más satisfactoria y probablemente tener menos probabilidades de que me de un cebollazo de las que ahora seguramente tengo. También me ha hecho sufrir cuando no estoy obligado a hacerlo y a creer que no merezco lo bueno y sí lo malo por una regla que no he visto escrita nunca en ningún lado. Al final, he conseguido reducir toda la sarta de excusas que me he puesto delante durante mi vida a una sola palabra: Miedo. Por lo menos he ganado espacio, porque todas las excusas con las que lo he llegado a disfrazar ocupan un huevo. Y pesan un huevo también. Eso sí, cuando no te manipulan para que hagas lo que quieren que hagas -tratando de que te autoinculpes si no pasas por el arete-, suelen decir que eres un buen chico. Un epitafio cojonudo: Fulanito de tal, mil novecientos tal-dos mil pascual. Un buen chaval.
No me explayo al detalle con todo lo que me ha supuesto el tener toda esa contención por miedo porque sinceramente creo que sería un coñazo hacerlo. Sí que me voy a recordar que, actualmente mi situación personal es bastante jodida y me he tenido que enfrentar a muchas pérdidas, pero, aunque el miedo sigue estando por aquí, ya no campa a sus anchas ni gobierna a tiempo total, pues no se lo permito. Es más, algunas de estas pérdidas se han convertido en ganancias. Por no decir que es una gozada emplear la contención solo cuando es estrictamente necesario y que cuando queda muy poco que perder porque no se tiene casi nada se ven las cosas desde otra perspectiva y desde luego con menos peso en la espalda. Parece el consuelo del tonto, pero, a la vez que no tengo casi nada, me tengo más a mí mismo, con mis cosas malas y mis cosas buenas, con mi balanza personal, sabiéndome honesto conmigo mismo. Más libre, diría. Y sin hacer daño a los demás, sin permitir tampoco que me dañen alegremente, durmiendo del tirón. Y como mi vida es mía, con la tranquilidad de dentro de mis posibilidades hacérmela lo más fácil posible. Y con la convicción de que si considero que en algún momento deja de ser digna en un límite que considerase intolerable -y eso que tengo una buena tolerancia-, poder bajarme del bus de la manera más pacífica posible. Aunque las cosas también pueden ir a mejor, ¿no? Todos los días me muevo tratando de que las cosas vayan en esa dirección.
Tanta letra para decir que considero que la represión está abonada por el miedo y que, aun siendo un sentimiento muy humano -creo que quien no tiene miedo de nada está más cerca de ser un ladrillo que de ser un ser humano- y que nos ayuda en algunas ocasiones, en otras muchas por su exceso y nuestra incapacidad de manejarlo puede ser un factor importante para partir en tres una vida. Una perogrullada, pero así me la recuerdo y paso el rato, hasta ahora que me voy a paseo.
Qué rollos me cuento a mi mismo. Una canción que nada tiene que ver con esto, y así me refresco, que me gusta como suena. Los Tame Impala.
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